Seguro que te preguntas porque no me he atrevido a comentar si es que me gusta tanto tu blog; éstos son mis motivos:

• Lo que escribes es tan completo, que no sabría que decir salvo “buen trabajo”. Incluso en algunas ocasiones hasta me has hecho sentir tonto.
• Me has enseñado algo que no tuve más que salir a ponerlo en práctica, y sinceramente dejar un comentario me haría sentirme avergonzado de mí mismo.
• Cuando estuve a punto de dejar un comentario, ya antes había comentado varios amigos tuyos -quiero pensar- y me parecía desencajado escribir algo sin ser de tus camarillas.
• Veo que todos los que comentan en tu blog dejan argumentos muy elaborados y junto a ellos mi humilde opinión pasaría completamente desapercibida.
• Las entradas que escribes se han vuelto muy frikis y a veces me quedo sin entender algunas cosas que pasas por alto explicar.
• Me doy cuenta que en algunas entradas quedan solitarios varios comentarios sin que haya alguno de tu parte haciendo alguna apreciación de los mismos.
• Acostumbras terminar tus entradas con aseveraciones muy tajantes que, aunque no las comparta, me parecería una falta de respeto comentar algo contrario a ellas.
• El contenido de tus entradas lo leí previamente en 4 blogs y me quedé con las ganas de conocer tu punto de vista o al menos alguna captura de pantalla realizada por tí sobre lo que reseñas.
• La única vez que me animé a comentar (el día que conocí tu blog) tuve que ‘burlar’ la prueba antispam de 2 palabras ilegibles que hay que ingresar y me apareció una leyenda que decía “su comentario está en moderación“.
• Posteas tantas entradas que a veces no me decido en cual dejar un comentario que termino por no hacerlo en ninguna.
• He visto que a veces rebates o contradices los comentarios que te dejan, o los aprovechas para en una nueva entrada dejar claros tus puntos de vista.
• Créeme que a veces la prisa me agobia o llego tan agotado que lo que quiero es terminar de leer y retirarme a descansar.
  

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